Por José Guillermo Rodríguez Escudero
La ermita de San Telmo o de la Virgen de La Luz, como también se la conoce en la capital palmera, fue fundada con anterioridad a 1550 sobre el risco que domina el puerto de la ciudad de Santa Cruz de La Palma.
Este venerado santo dominico fue protector de mareantes y pescadores, así como el origen de una profunda devoción entre los hombres de la mar.
Uno de sus exvotos fue, precisamente, una magnífica representación de un galeón español de finales del siglo XVII que le sirve de andas procesionales. Sobre ellas, todos los años, los días 7 y 8 de septiembre, recorre, precediendo la preciosa talla de la mencionada Virgen, las angostas y empedradas callejuelas del barrio que lleva su nombre, entre el estruendo de los fuegos artificiales, el cántico de las loas, la luz de las bombillas y el adorno de banderas, gallardetes y estandartes… Es sobrecogedora la imagen del navío, sobre la que se lanza un sinfín de luces de colores que emanan de bengalas y ruedas de fuego, proyectando su estilizada silueta a lo largo de las paredes de las casas típicas, con un movimiento tal que sugiere al de un barco durante una terrible tempestad o una feroz batalla en altamar. Es fascinante.
Este original y bello trono, cuyo alto total es de 215 cm y largo total 185 cm, está realizado en madera sobredorada y policromada y lienzo, del que existe una reproducción en el Museo Naval de Madrid, efectuada en 1934. Cuenta con un soporte de madera de cedro de una sola pieza de 11 cm de espesor, con mástiles embutidos en el casco y otros elementos tallados, como son los cañones, jardín de popa, balaustres y mascarón de popa…
Para encontrar el origen de esta forma peculiar de andas hay que remontarse a la Edad Media, donde el barco era utilizado como nave procesional y carro naval y triunfal. Otro ejemplo lo encontramos en el inventario de los bienes del Real Santuario de Nuestra Señora de Las Nieves, donde la talla de la Virgen del Buen Viaje llevaba a sus pies “una forma de nabío por peana de la imagen” (1718).
Galeón de San Telmo
Gracias a la restauración a la que fue sometido entre los años 1998-1999 por el Taller Insular del Cabildo de La Palma, a solicitud de los vecinos del Barrio de San Telmo, podemos nuevamente apreciarlo en todo su esplendor. El equipo de profesionales estuvo compuesto por Doña Isabel Concepción, Doña Isabel Santos, Don Domingo Cabrera y el maquetista naval Don Emilio Rodríguez García. Ha consistido en un tratamiento de restauración y conservación para devolverle la estabilidad y la calidad estética, tanto a la película pictórica como al conjunto de bellas jarcias y velas. Se eliminó el repinte de pinturas al aceite y purpurinas, así como el amarre incorrecto que presentaba el antiguo; el asentamiento de capas de policromías y oro; la limpieza y la reintegración diferenciadora de regatino y la protección final (“Patrimonio Histórico de Canarias”).
Se recuperó incluso una tripulación formada por varios marineros diminutos toscamente tallados en madera, uno de ellos con un tambor. Se rescató igualmente la pintura al óleo de la Virgen con el Niño que aparecía en la popa del buque que recuerda “las maneras del pintor y escultor Bernardo Manuel de Silva (1651-1721)” (bibliografía: Fdez. García, Alberto-José (1969), Pérez Morera, Jesús (2000). Silva fue considerado como el artista más representativo del Barroco en La Palma y mantuvo, durante toda su vida, estrechas relaciones con la confraternidad de mareantes, de la que San Telmo era el patrón. El arte de Bernardo Manuel de Silva acusa el triple influjo flamenco, portugués y sevillano, todo ello dentro del Barroco isleño como envolvente de su producción. En su faceta decorativa también encontramos puntos de contacto con el arte americano. Como no podía ser menos, la influencia flamenca, tan enraizada en la cultura palmera, es la más poderosa. (Silva. Jesús Pérez Morera)
Aunque se considera de autor anónimo, varios estudiosos han apuntado a posibilidad de que se trate de una obra de Andrés del Rosario (1615-1693), a quien se le atribuye el magnífico retablo mayor de la ermita de San Telmo, donde el santo dominico está entronizado, a la derecha de la hornacina central, donde se ubica la Virgen de La Luz.
El galeón de San Telmo (c.1681), cuyas dimensiones son: altura del casco: 46 cm; largo: 157 cm; ancho: 49 cm, representa la alegoría de la Nave de la Iglesia Militante, triunfante en la Batalla de Lepanto. Tiene en cada costado una hilera con catorce cañones que le sirven “para combatir a herejes y piratas, corsarios y enemigos que quieren abordarla”. Recordemos que el arte contrarreformista representa iconográficamente a la Iglesia en una nave victoriosa.
Fuente:Liceus.com